Heidi baja al pueblo con su abuelo para que arregle su hacha, sin siquiera adivinar que escucharía, a escondidas, una conversación entre Teresa, Carlos y Guillermo. En esta conversación, los tres rufianes trazaban un plan para encontrar el tesoro de Pedro. La valiente Heidi, a su vez, piensa en un plan para defender el tesoro de su amigo, incluso sin saber qué sería. Y, por su fidelidad, obtiene una recompensa que estaba lejos de imaginar.
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